martes, 8 de junio de 2010

Nolo Ferreira y "Los Profesores"


Poco antes de finalizar la década del 20, Estudiantes de La Plata generó fuertes repercusiones en el fútbol argentino con la formación de un equipo que supo brillar y deleitar el paladar de los fanáticos del buen juego. Con Manuel Ferreira como baluarte principal, el equipo platense comenzó a escribir las primeras hojas de su gran historia. “Un día a tanto va a llegar su dominio de la pelota que, en el aire, la va a hacer cambiar de trayectoria con solo mirarla”, de esta manera la revista El Gráfico describía, en 1930, la notable habilidad del “Nolo”.
Su fútbol no pasó desapercibido en nuestro país y su presencia dentro de la cancha fue fundamental para poder desarrollar ese juego atractivo que durante varios años Estudiantes supo exponer dentro del campo de juego. Ferreira fue sin dudas uno de los grandes jugadores de la década del 30, el cerebro del equipo platense pero además un gran goleador. Acompañado por Lauri, Scopelli, Zozaya y Guaita, este talentoso número diez alcanzó su máximo nivel en el subcampeonato de 1931. Ese mismo año, el fútbol argentino vivió un acontecimiento poco habitual. Los profesores, como se los conocía a estos cinco jugadores de Estudiantes, generaron la admiración de todo el público futbolero, a tal punto que, por su espectacular estilo ofensivo, hinchas de otros clubes viajaban a todas las canchas para verlos en acción.

Su funcionamiento dentro del terreno de juego era casi perfecto y aunque no alcanzó para obtener siquiera un título, este conjunto se ganó la consagración del público, que unánimemente lo consideraba el mejor equipo de la época.
En 1933 llegó la disolución del plantel y el final de Los Profesores. Manuel Ferreira se alistaba a las filas de River Plate mientras que Scopelli y Guaita eran transferidos a la Roma de Italia, siendo este último el goleador de la temporada con 28 tantos.
Sus presencias serían recordadas años más tarde por todo el fútbol argentino y tomadas como ejemplo de muchos futbolistas, como fue el caso de Labruna, que declaró haber tomado como modelo la figura de Manuel Ferreyra: “Cuando cumplí 25 años consecutivos como jugador de River, me regalaron medallas, copas, y plaquetas en casi todos los partidos que jugué en ese año 1957. Cuando me agasajaron en La Plata me entregó la medalla Nolo Ferreira. Y al agradecerle el regalo le dije: todo lo que he llegado a ser se lo debo a usted. Si, a usted que fue mi maestro sin saberlo. Y era así nomás. Cuando Nolo Ferreira vino a River en 1933 después de haber sido figura en Estudiantes, lo hice mi ídolo”. Las palabras de Labruna lo dicen todo. El Nolo y “Los Profesores” marcaron una época dorada del fútbol argentino.

3 comentarios:

  1. “A cuántos hizo cracks Ferreira a su lado, los pulió y enseñó generosamente…Desde el centro de la línea o de insider izquierdo, era el conductor absoluto del espectáculo. Vivaz, astuto, caballero, hidalgo, talentoso, inventaba jugadas cada domingo. Aparte del tributo deportivo, “Nolo” aportaba una personalidad fuerte a sus compañeros y adversarios. Se lo respetaba como persona, tanto como se le admiraban sus virtudes sobre la cancha. Y no hablo de sus goles de mago porque ¿quién no los conoce? En los libros se describe aquel famoso del sudamericano de 1929 contra Paraguay. “Una cosa de locos”, como se diría ahora, y al que cantaron sus encomios José Gabriel, Borocotó y Diego Lucero”. (Osvaldo Tomatti “Mercurio”, tomado del libro de Enrique Escande “Nolo: el fútbol, de la cabeza a los pies”.)

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  2. Muy interesante el extracto que tomaste del libro. Pronto intentaré conseguirlo.

    Saludos.

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  3. Don Miguel Ignomiriello contó que cuando era pibe se hacía la rata del colegio para ir a ver los entrenamientos de "Los Profesores"
    que practicaban todos los días en el club.
    "Aquellos genios se entrenaban de verdad, y no como dicen muchos malinformados que hablan por hablar. Muchas veces se dijo que jugaban por inspiración, sin preparación alguna, cosa que no es cierto. Planificaban jugadas, siempre de ataque, en las que Miguel Ángel Lauri era el encargado de tirar los centros al área. Ponían una camiseta colgada del travesaño y metían la pelota en el arco por ese lugar. Verlo jugar o planificar a Ferreira era una maravilla".

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